Significado o Concepto de Fertilidad
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La palabra fertilidad, denomina la capacidad puede poseer cualquier ser vivo para producir descendencia.
De esta manera, todos los seres vivos tienen como principal objetivo continuar la existencia, es por ello que, todos ellos han sido dotados con la habilidad para reproducirse y procrear a partir de los adecuados procesos de fertilización a seres iguales a sí mismos.
Cuando algo o alguien tienen la capacidad de reproducirse o lograr producir en abundancia, recibe la característica de fértil. Por lo tanto, este término puede ser aplicado con personas, animales o terrenos.
Fertilidad Humana
En los seres humanos, la fertilidad es algo con lo que supuestamente todos contamos. La finalidad de esta es que podamos, así como los animales y las plantas, mantener la especie a través de la reproducción continua entre generaciones.
La fertilidad se hace presente cuando dos individuos de distinto sexo combinan óvulos (de la mujer) con espermatozoides (del hombre) y, a partir de esta combinación, se empieza a formar un nuevo ser humano que crecerá en el vientre de la mujer aproximadamente de nueve meses antes de nacer.
En la fertilidad femenina, intervienen diversos órganos sexuales que deben estar sanos, sin ninguna anomalía: el útero, las trompas de Falopio y los ovarios funcionales, ausencia de anomalías hormonales y los ciclos menstruales.
En los hombres, la fertilidad implica la producción de espermatozoides en cantidad y calidad suficientes y, por supuesto, la capacidad de eyacular.
Son muchas las circunstancias que inciden en la fertilidad del hombre y de la mujer. La edad y la salud son los factores más esenciales: el ser humano es fértil solo en un período de la vida, no cuando nace ni cuando envejece.
La fertilidad es multifactorial, es decir, que está influenciada por diversos factores (además de los anteriormente mencionados), como lo son, por ejemplo, el estado psicológico, la calidad de vida, la salud en general, la alimentación, la toma de ciertos medicamentos, entre otros.
Es por eso que muy pocas veces se habla de la fertilidad de una sola persona, sino más bien de la fertilidad de la pareja. Hablamos de infertilidad cuando una pareja tiene relaciones sexuales frecuentes pero no pueden concebir un embarazo.
El tiempo promedio para concebir es de 4 meses, aunque podría ser más largo incluso si la capacidad reproductiva se encuentra intacta.
Un estudio sobre la infertilidad puede ser realizado después 18 a 24 meses de relaciones regulares sin conseguir una concepción. En este caso, se inician una serie de exámenes complementarios.
La infertilidad es diferente de la esterilidad, lo cual se refiere a la imposibilidad de una persona para procrear, mientras que la infertilidad es la imposibilidad de finalizar la gestación con el nacimiento de un niño sano. Esta diferencia no es solamente conceptual porque los estudios encaminados a conocer las causas y los tratamientos dirigidos a su solución son totalmente diferentes.
Varios trastornos del organismo, asimismo, pueden hacer que una persona sea infértil y no pueda reproducirse.
Usualmente, debido a esta última circunstancia, la idea de la fertilidad suele estar asociada con la mujer e, históricamente, muchas civilizaciones y sociedades colocaban como figura mítica femenina el don de la fertilidad.
Por ejemplo, en la Antigua Creta, las diosas vestales eran aquellas diosas portadoras de la fertilidad y encargadas de asegurar que tanto los seres humanos como los suelos tuviesen asimismo, esa capacidad.
Dicho esto, es importante destacar que muy comúnmente pueden los seres vivos presentar problemas de infertilidad que impiden reproducir la especie.
En este sentido, los seres humanos son quizás quienes más sufren de esta situación debido a que en muchos casos la decisión de tener un bebé es algo deseado y la infertilidad puede volverse el obstáculo o dificultad más importante y dolorosa de todas.
Por suerte, muchas opciones médicas existen hoy en día que buscan solucionar esta situación a partir de distintos tratamientos.
Uno de ellos es la fertilización in vitro, por ejemplo, que supone la obtención de los óvulos y de los espermatozoides de manera separada y su próxima combinación en ámbitos estables y mucho más propensos para la fertilización que los organismos de aquellas personas que padecen de esta deficiencia.
Otras circunstancias que están asociadas a la cultura y, si bien no impiden la reproducción (y, por lo tanto, no provocan infertilidad), sí afectan la capacidad reproductiva. Por ejemplo, los tabúes con respecto a la sexualidad, las condiciones del matrimonio y las obligaciones laborales que atentan contra la fertilidad.
Fertilidad del suelo
El término fertilidad también puede ser empleado para hacer referencia a los suelos que son ricos en nutrientes y microorganismos y que posibilitan, a partir de ello, que las plantaciones sean más fuertes, saludables y de mejor calidad en la agricultura.
Desde el punto de vista agrícola, un suelo fértil, es aquel que puede proporcionar cantidades apropiadas de nutrientes para el crecimiento de las plantas. Esto es traducido en mayor rendimiento y calidad del cultivo.
En el caso del suelo, la fertilidad está relacionada a los nutrientes que pueden encontrarse en el terreno. Por razones propias de la naturaleza, algunos terrenos resultan mucho más fértiles que otros.
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En los casos en los que no hay una buena fertilidad en el suelo, el hombre puede involucrarse y añadir abono y nutrientes para que las plantas crezcan con mayor facilidad.
Para que el suelo produzca plantas debe tener ciertas condiciones, que son conocidas como fertilidad, la cual depende de varios factores:
- La disponibilidad de agua: Los suelos que no poseen agua, como en los desiertos, son incapaces de hacer crecer las plantas por falta de este elemento esencial.
La calidad del agua también es significativa. Si el agua es salada sólo dejará crecer plantas con alta resistencia a la sal.
- El espesor del suelo útil: Se refiere a la capa de materiales sueltos, o sea los horizontes O, A y B. La falta de los horizontes O o A significa que los suelos son pobres en materia orgánica y, por ende, de poca fertilidad.
- La cantidad de materia orgánica presente: La materia orgánica o humus es vital para la fertilidad de los suelos.
- Los organismos vivos del suelo: Los organismos vivos del suelo juegan un rol muy importante en la transformación de la materia orgánica. Su presencia es indispensable para la fertilidad de los suelos.
Cuando el suelo se contamina, por exceso de pesticidas y fertilizantes químicos, los organismos vivos se reducen o mueren, lo que afecta la fertilidad.
- La capacidad de almacenar las sustancias nutritivas contenidas en el agua: Esta capacidad es conocida como fuerza de absorción.
La mayor capacidad la tienen los coloides del suelo, a los que pertenecen en primer lugar las arcillas y el humus. Gracias a su carga eléctrica, estos coloides pueden almacenar compuestos minerales primordiales para las plantas que hacen que la agricultura sea una realidad.
Preservación de la fertilidad
Las enfermedades así como el cáncer, necesitan de tratamientos con una profunda agresividad para el ser humano, por ejemplo la radioterapia y la quimioterapia, los cuales usualmente acarrean la pérdida de la fertilidad, a causa de dañar de forma irreparable los tejidos que producen espermatozoides, óvulos o gametos.
Esto explica por qué muchos pacientes de tales trastornos busquen por todos los medios la forma de preservar su capacidad reproductora, para poder tener hijos una vez superado el padecimiento.
Los hombres pueden optar por una técnica llamada Crio-preservación de espermatozoides, aunque sobra decir que esto vuelve necesario un tratamiento de reproducción asistida.
Para las mujeres, la situación es menos sencilla, especialmente ya que no producen tantos óvulos por ciclo, pero también porque su extracción y las técnicas de preservación son más complicadas.
En pocas palabras, los hombres que sufren de una enfermedad que atenta contra su fertilidad, tienen más posibilidades y probabilidades de preservarla.
Varias de las alternativas que tienen las mujeres para preservar la fertilidad son las siguientes:
- Crio-preservación de embriones: consiste en conseguir óvulos, realizarles una fecundación in vitro y luego congelar los embriones para que puedan ser implantados más adelante en un útero.
Cuando la mujer no cuenta con una pareja estable, se debe recurrir a un donante anónimo. Es importante resaltar que este método es el más utilizado y resulta exitoso el 40% de las veces.
- Crio-preservación de tejido ovárico: se extrae tejido ovárico y se congela, para poder ser reimplantado una vez que concluya el tratamiento (ya sea la quimioterapia o la radioterapia).
Esto presenta ciertas limitaciones, ya que la crio-preservación no siempre es exitosa, y también existe riesgo de daño en las células. Es una alternativa muy prometedora, pero que aún no ha alcanzado todo su potencial.
- Supresión ovárica: consiste en una serie de prácticas que protegen el tejido del ovario durante los tratamientos contra el cáncer.
- Transposición de ovarios: se basa en reposicionar los ovarios a través de una cirugía, para que no se encuentren expuestos a la radioterapia.
- Cirugía ginecológica conservadora: por ejemplo, retirada del cérvix mediante cirugía, pero mantenimiento del útero.
El método más frecuentemente usado es el de la congelación ultra-rápida, que mantiene a estas células inalteradas por un tiempo indeterminado.
Una última técnica que se ha desarrollado actualmente es la vitrificación de ovocitos, que puede ser empleada en situaciones clínicas en las que otras opciones no son viables.
Aunque cientos de niños han nacido tras la vitrificación de óvulos, la tasa de embarazo clínico por ciclo de donación es de un 48.8%. A pesar de ello, se espera que esta tasa mejore considerablemente en los próximos años.
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