La palabra juicio, proviene del latín iudicium (veredicto), derivada de ius (derecho, ley) y dicare (indicar). Este término posee diversos significados.
Se trata, por ejemplo, de la facultad del alma que permite diferenciar entre el bien y el mal o entre lo real y lo falso. El juicio es, al igual, una opinión o un parecer.
Cuando hablamos de lógica, el juicio determina una relación entre varias ideas, afirmando o negando sobre una de ellas, empleando un nexo, llamado cópula.
Está constituido por un sujeto del cual se afirma o niega algo, la cópula (lo que establece si lo pensado es propio o no, del objeto del juicio) y un predicado, que es otro concepto que atribuye o niega algo del concepto sujeto.
Por ejemplo: “La vida es hermosa”. “La vida” es el concepto sujeto, “es”, es la cópula y “hermosa” es el concepto predicado. La vinculación entre juicios, da lugar al razonamiento.
Otro ejemplo es: “El ser humano es soberbio” en el cual, “ser humano” es el sujeto, “soberbio” es el predicado y “es” sería la cópula.
Cuando se habla de una persona es carente de juicio o, que no está en su sano juicio, se trata de alguien que tiene sus capacidades mentales alteradas y no puede distinguir sobre sus acciones con claridad de pensamiento, ya sea por efecto de drogas, alcohol o enfermedades psicológicas o psiquiátricas.
Por ejemplo: “Parece que tu padre hubiera perdido el juicio; de ninguna manera podemos cumplir con sus demandas”, “El presidente es un hombre de juicio, que no toma decisiones a la ligera”.
Alguien que posee juicio crítico tiene la capacidad de considerar las ideas propias o ajenas, evaluando su credibilidad, sus aciertos y sus errores, por ejemplo, “A mi juicio, estás actuando de manera equivocada”.
Además, se trata de una carta del tarot, en la cual se muestran seis personas desnudas en varios barcos en el mar, y un ángel que toca la trompeta.
Ámbito jurídico
Contenido
Se le llama juicio al proceso que se ejecuta ante los órganos del Poder Judicial para alcanzar una decisión, comprobar un convenio o resolver litigios.
Se comienza con la demanda. En caso de que el juicio sea voluntario, puede ser por presentación conjunta de todos los actores, como sucede, por ejemplo, en un proceso sucesorio, donde se presentan todos los herederos pidiendo que se les declare como tales.
En procesos o juicios contradictorios civiles, la demanda es presentada por el actor, que intenta declarar un derecho a su favor, ofreciendo las pruebas pertinentes o proponiendo entregarlas en el momento procesal correspondiente de apertura a prueba.
Luego, el demandado es trasladado, para tener la oportunidad de replicar a la demanda, ofreciendo asimismo, las pruebas de las que dispusiera para contrarrestar la demanda o aún realizando una contra demanda, reclamando a su vez pretensiones contra el actor.
Los juicios penales necesitan una acusación de la víctima cuando se trata de delitos de instancia privada o si son de acción pública pueden comenzar de oficio por el juez.
Una vez que las pruebas son entregadas y examinadas las normas legales pertinentes, dependiendo de los procedimientos según la materia de la que se trate (pudiendo ser escritos u orales) la auditoría judicial determinará la sentencia que finalizará el conflicto, absolviendo al demandado o condenándolo.
Los juicios pueden ser clasificados, según la causa, en civiles, penales, laborales, de derecho de familia, etcétera.
Ámbito religioso
El juicio final, es el que hará el Creador, levantándose los muertos de sus tumbas, para evaluar sus conductas a lo largo de su vida.
La Biblia señala que Dios juzgará toda la maldad que existe en la humanidad en el día del juicio. Nada puede ocultarse de sus ojos y cada acción humana será juzgada. Este juicio puede resultar en exoneración o condenación, es decir, en la bienvenida al cielo o una sentencia en el infierno.
Algunas veces puede hacer referencia a la proclamación de una opinión formal o una decisión entre personas, pero mayormente significa una calamidad que se considera enviada por Dios como castigo o una sentencia de Dios como juez de todo el mundo.
Los juicios de Dios más relevantes, antes del éxodo, son los de Adán, Eva y la serpiente después de la caída, el diluvio, Sodoma y Gomorra y la confusión de lenguas.
Juicio de valor
El juicio de valor se trata de una valoración realizada mediante una serie de valores y creencias personales e influenciadas por la experiencia personal y el entorno sociocultural.
A menudo, se habla de ‘juicio de valor' para aludir al análisis de distintos componentes como un objeto, una idea o una acción como buena o mala, correcta o incorrecta, útil o inútil.
El juicio de valor tiene un alto elemento subjetivo y depende del punto de vista de cada persona. Suele tener un matiz negativo, ya que se aplica especialmente a aquellas valoraciones realizadas de manera innecesaria, sin conocer la realidad que se juzga en profundidad.
Influencia de las características personales
Mientras tanto, el juicio de valor no es otra que la valoración que realiza una persona acerca de algo o alguien y que es el resultado de someterlos a sus ideas, valores personales, experiencias, creencias y entorno particulares.
Es decir, las personas nacemos y nos desarrollamos en un determinado contexto que por supuesto moldeará nuestra personalidad, nuestra manera de percibir al resto del mundo, entre otras cuestiones.
Entonces, esto además de generar que cada individuo sea diferente a otro y mucho más a aquel que nació y se desarrolló en circunstancias totalmente opuestas, incidirá en la manera con la cual se juzguen hechos, personas.
Si nos criamos en una familia híper conservadora no veremos bien, con buenos ojos, que nuestra hija decida irse a convivir con su novio sin casarse.
O si siempre nos rodeamos de un círculo muy religioso tenderemos seguramente a evaluar todo desde el punto de vista de la religión católica y por caso nos guiaremos por sus preceptos a la hora de aceptar o rechazar determinados hechos.
Mayormente los juicios de valor están vinculados a ideas, decisiones, comportamientos y se los estima en cuanto a buenos, malos, útiles o inservibles.
Predominio de la subjetividad sobre la verdad
Pero como decíamos, el juicio de valor dispone de una carga subjetiva fundamental e importantísima y por ello es que ese juicio que alguien emite debe considerarse en función de ello, de quien proviene y entender que esa persona llega a ese juicio como resultado de sus creencias, experiencias y entorno.
Esta situación que mencionamos debe tenerse en cuenta especialmente cuando el juicio de valor que alguien emite sobre algo o alguien es ciertamente malo o condenable y termina afectando a la persona sobre la cual recae.
En muchos casos se debe a como dijimos apreciaciones muy personales, que incluso hasta pueden estar totalmente alejadas de una verdad o coherencia.
Por eso, hay que tener en cuenta este aspecto recién dicho y no rendirse ante un juicio de valor que es solamente la visión muy particular que tiene alguien de la vida.
Juicio ético
Un juicio ético es la facultad de razonar y establecer qué acción, conducta o actitud es la correcta, de entre varias alternativas, según el sistema de valores que se mantiene en la sociedad donde vivimos.
Por ende, el juicio ético es aquel que permite identificar, en una situación determinada, cuál es el dilema ético que se plantea, para luego, analizar cuál de las opciones con que contamos es la que más se ajusta a nuestra situación, siempre y cuando se tome en consideración el marco del sistema de valores morales en que nos encontramos.
Además, el juicio ético nos señala cuál es el modo más adecuado de aplicar nuestras determinaciones a la hora de solucionar el problema al que nos enfrentamos.
Es debido a esto que el juicio ético es una herramienta importante cuando se trata de tomar decisiones y, principalmente, cuando necesitamos optar por lo correcto en relación a aquello que la sociedad suele establecer como bueno o malo.
La importancia de generar la capacidad para el juicio ético radica en que nos posibilita distinguir con eficiencia las razones que justifican nuestras decisiones, así como entender mejor dónde se encuentra el problema ético y cuál es la solución más adecuada.
Algunos ejemplos de juicios éticos los encontramos a lo largo de nuestras vidas. Como en la escuela, nos forman para hacer juicios éticos en aquellas acciones que nos convengan a nuestros propósitos de ser personas honradas y honestas.
De allí, que el crimen o el narcotráfico sean opciones en las cuales nos enseñan a reflexionar sobre las consecuencias que conllevan.
Asimismo, un juicio ético establecería que el crimen tiene grandes consecuencias en nuestras vidas y las vidas de nuestros seres queridos y, en consecuencia, por el bien de uno y el de las personas más cercanos a uno, no debemos contemplar esa opción.
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