El origen de la palabra osteología proviene de la combinación de dos voces griegas, “osteon” que significa “hueso” y “logos” que significa “estudio“, lo cual se traduce como “estudio de los huesos“.
Partiendo de esta definición, la osteología se conoce como la rama de la anatomía que se ocupa del estudio del sistema óseo a nivel general, así como también de los huesos en específico.
El cuerpo humano está compuesto por aproximadamente 206 huesos, siendo los huesos órganos blanquecinos duros y transparentes que componen esqueleto.
En los humanos, la cifra de huesos tiende a variar debido a la presencia de pequeños huesos sesamoideos, que se encuentran en los músculos de las manos y de los pies, su distribución ocurre de manera diferente en cada persona.
Por otra parte, cuando hablamos del esqueleto, podemos decir que su composición se da por la presencia de huesos aislados, que se adhieren los unos a los otros con la ayuda de los tejidos conjuntivos, cartilaginosos y óseos, está unión compone el aparato pasivo de la locomoción.
El campo de estudio que abarca la osteología es bastante amplio, su estudio científico no solo abarca los huesos y su composición, sino que también estudia los tejidos y la clasificación de los huesos de acuerdo con su forma, función y ubicación.
Hablemos del esqueleto
Contenido
El término “esqueleto” nace del griego “skeletos“, cuyo significado es “desecado”.
Es una estructura perfectamente diseñada, compuesta por cada uno de los huesos y tejidos que conforman un cuerpo.
Cuando hablamos de seres vertebrados, estos contienen un esqueleto interno, y algunos de ellos cuentan incluso, con un esqueleto externo, medianamente desarrollado, tal es el caso de los peces.
El esqueleto protege al organismo de influencias externas que pueden ser dañinas para el cuerpo y sus órganos.
Mecánicamente hablando, el esqueleto cumple las funciones de protección, sostén y movimiento del cuerpo.
Protege, ya que está formado de canales, conductos y cajas óseas que guardan dentro de sí órganos vitales como el corazón, los pulmones, el cerebro, la médula espinal y los órganos de reproducción sexual.
Sostiene, gracias a que inserta los tejidos y órganos blandos en diferentes partes del esqueleto.
Y da movilidad, debido a la presencia de huesos en forma de palancas tanto largas como cortas, que están unidas a las articulaciones movibles, y se mueven gracias a los músculos conectados al sistema nervioso.
Desde el punto de vista biológico, el esqueleto se relaciona con el metabolismo, el metabolismo mineral en específico, donde el esqueleto funciona como un recipiente donde se absorben las sales minerales, el fósforo, el calcio, el hierro, entre otros nutrientes.
Esta relación resulta muy útil, sobre todo cuando se trata de comprender las enfermedades del metabolismo, las cuales se derivan de un déficit en la absorción de los nutrientes, como por ejemplo el raquitismo. También es importante porque permite generar un diagnóstico a través de los rayos X, isótopos radiactivos, entre otros elementos de la energía radial.
Por otra parte, el esqueleto tiene una función hematopoyética, ya que dentro de los huesos está contenida la médula ósea, el hueso en sí no es solo la envoltura de la médula ósea, sino que es una parte orgánica de la misma.
La función hematopoyética no es exclusiva de la médula ósea, sino que comprende al hueso en su conjunto.
Conociendo más acerca de los huesos
Los huesos se originan a nivel embrionario a través de las membranas.
En la medida que crecemos, el cartílago presente en algunos puntos de nuestro cuerpo se convertirá en hueso, este proceso es conocido como osificación.
La osificación es un proceso mediante el cual las sales minerales son incorporadas al cartílago, reemplazando su composición inicial, contentiva de sustancias orgánicas como el mucopolisacárido, por las sales a base de magnesio y calcio.
La osificación se forma en un lugar del hueso denominado centro de osificación.
Por su parte, el hueso atraviesa por dos procesos bien importantes en su desarrollo, como lo son el crecimiento y el alargamiento.
En el período de crecimiento del hueso, la capa de periostio osteogénico que crece a su alrededor permite que el hueso expanda su volumen.
Durante toda la vida los huesos van creciendo, sin embargo, al llegar a la adultez este proceso se desacelera y cumple la función de renovar los tejidos.
En el caso del alargamiento del hueso, este ocurre cuando el cartílago de crecimiento osifica el hueso, y lo expande hacia la epífisis y diáfisis, lo cual trae consigo un aumento en la estatura de la persona, por lo que el hueso es un órgano del ser vivo.
En cuanto a los tejidos óseos…
La osteología estudia minuciosamente estos tejidos, los cuales son sustancias que forman los huesos.
Su composición es de células especiales llamadas osteocitos, fibras de colágeno y calcio en diferentes presentaciones.
Existen dos clasificaciones para los tejidos óseos, que son el tejido trabecular y el tejido compacto.
Del tejido trabecular podemos decir que es esponjoso, su extensión es mayor que el tejido compacto, es suave y liviano a la vez, menos espeso que el tejido compacto, también es débil y delicado.
La producción de este tejido se da en los extremos de los huesos largos, en las zonas circundantes a las articulaciones y dentro de las vértebras.
En cuanto al tejido compacto, podemos señalar que su consistencia es dura, densa y pesada, también es fuerte y resistente.
Funciones de los huesos.
Gracias a la osteología podemos conocer cómo funcionan en nuestro cuerpo estos órganos tan importantes que brindan protección a nuestro cuerpo, los huesos son como nuestra armadura.
A continuación presentamos las cinco funciones más importantes:
- Función estructural: esta consiste en ofrecer sostén y soporte al cuerpo, además de darle una estructura bien definida.
- Función protectora: los huesos están diseñados tan perfectamente que constituyen un hogar para nuestros órganos más delicados. Adoptan formas de cajas o cavidades que resguardan los órganos que nos proveen de las funciones vitales.
- Función locomotora: básicamente permiten la movilidad del cuerpo y que este se pueda trasladar fácilmente a distintos lugares, además de ejercer diversas actividades y funciones.
- Función de almacenamiento: los huesos se distinguen por absorber las sustancias minerales, como por ejemplo el fósforo y el magnesio.
- Función hematopoyética: en nuestro cuerpo existen unos huesos esponjosos que condensan las sustancias emitidas por la médula ósea, y dada la función hematopoyética se crean las células de la sangre, por lo que el hueso contribuye con la formación de la sangre.
Tipos de huesos
De acuerdo con su forma se dividen en: huesos largos, huesos cortos, huesos planos, huesos regulares y huesos sesamoideos.
Los huesos largos son aquellos que tienen una medida considerable en cuanto a su longitud, un ejemplo de ello es el fémur.
Los huesos cortos son huesos de corta medida, dentro de sí están formados por un tejido esponjoso, que se denomina también tejido óseo trabecular. Por ejemplo: los huesos de los tobillos.
Los huesos planos constituyen una especie de láminas formadas de tejidos óseos esponjosos que están recubiertas de tejido óseo compacto. Estos huesos protegen los órganos internos del cuerpo y proveen una zona de fijación para que los músculos del cuerpo se adhieran al esqueleto. Por ejemplo: los huesos craneales como el occipital y temporal.
Los huesos irregulares son un tipo de huesos que no tienen una forma definida. Por ejemplo: las vértebras.
Y los huesos sesamoideos son aquellos que están presentes en los tendones, su función consiste en brindarles protección y evitar su desgaste. Por ejemplo: la rótula.
Por último, señalamos que existen diferentes tipos de huesos de acuerdo con su ubicación, que se dividen en huesos axiales y huesos apendiculares.